Tom Hanson: “Estamos empujando a China y Rusia a unirse y eso es un problema para Estados Unidos”

ST. PAUL, Minnesota.- Tom Hanson se define como un “diplomático en recuperación”. Fue funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos durante dos décadas y media, en una época y una zona del mundo trascendentales para la Historia reciente. Hanson llevó su diplomacia a la Unión Soviética, Alemania del Este y otros países de Europa durante los últimos años de la Guerra Fría y la época posterior a la caída del Muro de Berlín.

Después de retirarse y trabajar en Washington como asesor en asuntos internacionales en el Congreso, Hanson se instaló en las Twin Cities, donde hoy da clases sobre política exterior en la Universidad de Minnesota Duluth y es el presidente del think-tank Comité de Relaciones Exteriores de Minnesota,

En una entrevista con LA NACION en la Universidad de St. Thomas, tras una charla con periodistas reunidos por el World Press Institute, Hanson analizó la alianza entre China y Rusia, en el marco de la guerra en Ucrania, y la definió como “un problema para Estados Unidos”. Además, pronosticó cómo puede continuar el conflicto, a más de un año desde la invasión lanzada por Vladimir Putin, y rechazó la idea de que las tensiones entre Washington y Pekín lleven al mundo a una situación similar a la Guerra Fría.

– La semana pasada, Putin recibió a Xi Jinping en Moscú y confirmaron una alianza cada vez más firme. ¿Cuál es el riesgo de esta relación para Estados Unidos?

– Zbigniew Brzezinski, quien fue asesor de Seguridad Nacional (1977-1981) y tuvo un rol activo con China durante la Guerra Fría, dijo que lo único que podría amenazar a Estados Unidos sería si lográramos unir a China, Rusia e Irán. Y hoy estamos empujando a China y Rusia a unirse, con Taiwán y Ucrania como guerras proxy. En este contexto, Rusia se convierte en un factor muy importante para fortalecer a China. China y Rusia tienen cada uno lo que el otro necesita: China necesita acceso a recursos y Rusia tiene commodities. Y Rusia necesita el apoyo económico y la tecnología de China. Esta es una relación a largo plazo que está evolucionando y geográficamente tiene sentido porque comparten la masa continental de Eurasia. En mi opinión, Rusia estaba destinado a ser un socio menor de alguien. En los 90 parecía que se iban a convertir en un socio menor de Occidente, con [Mijail] Gorbachov y [Boris] Yeltsin, algo que por supuesto se ha vuelto imposible. Y ahora parece encaminarse a ser el hermano menor de China. Esto es un problema para Estados Unidos, es un desafío real. Me pregunto en qué momento vamos a repensar algo de esto como lo hicimos a principios de la década de 1970, cuando [Richard] Nixon fue a China con la misma lógica: esos dos países estaban juntos en los años 60 y comenzaron a desmoronarse y ahí entramos. Pero no creo que eso vuelva a suceder, porque en ese entonces China era la potencia más débil y Rusia la fuerte; ahora es al revés.

– En la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicada en octubre pasado, China figuraba como la principal amenaza para el país. Luego se sumó el episodio del globo, que tensó más el vínculo. ¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre las dos potencias?

– En primer lugar, Estados Unidos es hoy un país muy polarizado, y lo único en lo que los dos partidos están de acuerdo en este momento es China. Durante la Guerra Fría tuvimos la amenaza soviética, que mantuvo la unión internamente. Ahora está la amenaza de China para unirnos de nuevo. Y, por otro lado, nos sentimos desafiados por la tecnología de China. El futuro del vínculo va a depender del liderazgo de ambos países porque si uno mira la situación mundial, las amenazas reales son globales y compartidas, como el cambio climático y la pandemia. Francamente, estas son amenazas más grandes que la tensión entre los dos países. Creo que China está dispuesta a trabajar con nosotros y creo que debería ser posible estabilizar la relación nuevamente. No soy pesimista en relación a una escalada. Pero la relación va a depender de lo que queramos ser en Taiwán. Porque, por razones internas, Xi Jinping no puede permitir que Taiwán se independice.

– América Latina no parece estar en la agenda de la Casa Blanca, y eso le da margen a China a ocupar ese lugar. Por ejemplo, la Argentina busca unirse al Brics (el bloque compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). ¿Considera que esto es un error estratégico para Washington?

– Creo que estamos en un mundo que se está moviendo hacia bloques regionales. Y Estados Unidos debería prestar mucha más atención a nuestra propia región porque las Américas tienen todo lo que necesitamos. Así que desearía que reenfocáramos nuestra diplomacia. No hemos estado buscando activamente mercados externos como lo han hecho los chinos. Y creo que deberíamos estar haciendo mucho más en nuestra propia región. En América Latina y en África, China está creciendo como socio, así como con Brasil y el Brics. Nosotros podríamos estar haciendo lo mismo: si tomáramos el dinero que gastamos en Afganistán e Irak y lo gastáramos en nuestra propia región… esos millones y millones de dólares…

– Usted trabajó en la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Actualmente se habla de las similitudes entre esa era y la actual; ¿cuál es su visión al respecto?

– Para mí son dos momentos completamente diferentes. Entonces había dos grandes bloques y una confrontación ideológica. Se le pedía al mundo en desarrollo que decidiera por uno de los dos lados. Hoy, gracias a la globalización, el mundo es más multipolar. Hay más potencias intermedias, potencias regionales, que son capaces de actuar por sí mismas, como Turquía. Militarmente, Estados Unidos es fuerte pero económicamente no somos tan dominantes como éramos. Además, la Unión Soviética no era un actor económico. Casi no teníamos relaciones económicas con ellos y realmente no ofrecían una alternativa económica a otros países. Hoy eso es diferente. Hay otra potencia económica fuerte (China) y luego más potencias intermedias. Honestamente, temo que la gente en Washington tenga un reflejo de la Guerra Fría ahora y quiera forzar la situación actual en ese paradigma, pero realmente eso no encaja.

-Cuando comenzó la guerra, existía una preocupación de que las ambiciones territoriales de Rusia fueran más allá de Ucrania. Después de más de un año de conflicto, ¿cree que eso es posible?

-Para empezar, no estoy seguro de que eso fuera probable hace un año y creo que es aún menos probable ahora debido a la forma en que se ha desempeñado el ejército ruso. Rusia se fortaleció en el área nuclear, han desarrollado nuevos sistemas de armas nucleares, que son significativos. Pero en términos militares… todavía tienen que usar el grupo Wagner. Creo que su idea era amenazar a Kiev e intentar sacar a Zelensky en un ataque comando, pero eso fracasó. Así que se han estado reagrupando desde entonces e incluso retrocedieron en esta idea de la “Nueva Rusia”. Creo que Rusia mordió más de lo que podía masticar y no lo veo arriesgándose a atacar a un país de la OTAN, eso sería demasiado riesgoso para ellos.

– ¿Cómo imagina que seguirá el conflicto y cuál será el papel de los Estados Unidos en los próximos meses? ¿Ve factible el plan de paz presentado por China?

– Parece que van a continuar las batallas. La posición oficial de Estados Unidos es que queremos proporcionar a Ucrania los medios para fortalecer su posición sobre el terreno para que cuando se lleven a cabo las negociaciones esté en una posición fuerte. No estamos hablando de conquistar Crimea. Zelensky está hablando de eso, pero no Estados Unidos. Nosotros vemos esto como la situación que podría enviar una señal equivocada a China con respecto a Taiwán. Además, los ucranianos en realidad están siendo desgastados más de lo que escuchamos en los medios. Pero por otro lado son realmente resistentes. Sin embargo, los rusos tienen más soldados y a ellos no les importan las pérdidas humanas, como pasó en la Segunda Guerra Mundial. Con respecto a la propuesta china, era muy teórica e idealista. No tenía muchos detalles. Lo pienso como una expresión de la necesidad de negociar y de buscar una solución justa. Pero no es algo que vaya a suceder, no es un plan de paz.

– Hablamos de China y de Rusia, pero también escuchamos noticias de otros países donde los líderes avanzan en estrategias para mantenerse en el poder, como en Israel esta semana. ¿Cuáles cree que son los principales desafíos para la democracia en el mundo -y en Estados Unidos- en este momento?

– Muchas veces son los políticos electos quienes una vez en el cargo empiezan a desgastar la democracia y casi siempre lo que hacen es perseguir al Poder Judicial. Van tras el sistema judicial, ya sea Viktor Orban, en Hungría, o Benjamin Netanyahu, en Israel. Es como una “autocracia electa”. Y luego, por supuesto, está el movimiento populista. En Estados Unidos dimos algunos pasos hacia eso con Trump. Curiosamente, no trató de debilitar la Corte sino que la llenó de conservadores. En otras palabras, legalmente recreó la Corte. Y, por supuesto, parte de eso fue que cuando los republicanos se negaron a aprobar al candidato de Obama, se lo robaron. Y, por supuesto, está el tema de la prensa. La forma en que Trump satanizó a la prensa y trató de hacer parecer que no se podía confiar en nada… Ese es un gran problema. Hay que tener confianza para una democracia.

En 7 preguntas es una serie de entrevistas a especialistas para entender los temas más relevantes del escenario global de la mano de quienes más los conocen. Podés acceder a todas las notas en este link.

Fuente: La Nación. Ver nota completa.

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