La jueza Servini desafía a que las elecciones porteñas se hagan otro día o en escuelas separadas de las nacionales

La jueza federal electoral María Servini prepara una presentación judicial por las irregularidades que hubo en diferentes centros de votación de la Ciudad de Buenos Aires, en los que hubo fallas en las máquinas electrónicas que ocasionaron largas filas en los colegios y demoras de para sufragar. Servini, responsable de las elecciones, está preparando una presentación en la que plantea que las elecciones para autoridades locales deben hacerse un día diferente al 22 de octubre o realizarse por separado, según informaron a LA NACION fuentes judiciales.

La jueza está relevando los problemas de la elección porteña entrevistando a cada uno de los delegados electorales que estuvieron en cada colegio para precisar los inconvenientes en cada caso y preparar una denuncia. En base a los testimonios recolectados, elaborará su presentación. Por lo pronto, la justicia electoral dijo que el día de la elección había encontrado 250 máquinas que no funcionaban de las 7300 colocadas en cada mesa. El Instituto de Gestión Electoral, que es el organismo de la Ciudad que organizó el comicio, detectó 111 máquinas con problemas.

Las máquinas fueron licitadas por el gobierno porteño y pertenecen a la empresa MSA. Se pagaron 28 millones de dólares para que sean usadas en las PASO y en las generales de octubre. La licitación fue firmada por el presidente del Instituto, Ezio Emiliozzi, quien renunció días después, supuestamente pr un problema de salud.

El día de la elección hubo máquinas que no funcionaron, hubo demora en su reemplazo y hasta hubo lugares donde las que había de backup tampoco funcionaron, según fuentes judicales. Esto sumado a la falta de autoridades de mesa y a la complejidad de la votación en dos urnas distintas, lo que llevó el horario de votación hasta las 19.30.

Como ambas elecciones, la local, con las máquinas, y la nacional, con boletas de papel, eran concurrentes, Servini quiere que se realicen en días diferentes o con mesas distintas. De ese modo quiere evitar que los problemas que trajo aparejado el comicio a jefe de Gobierno no arrastren a las elecciones presidenciales, que son su responsabilidad. Las elecciones porteñas son responsabilidad del Insttuto de Gestión Electoral de la Ciudad.

En la Ciudad hay enojo con la empresa MSA por los problemas que ocurrieron y le están exigiendo también que no se repitan en las elecciones de octubre.

A raíz de estas irregularidades, el fiscal federal con competencia electoral Ramiro González denunció estos y otros problemas en la justicia federal local. Un relevamietno de las denuncias recibidas el día de la elección es el siguiente: “Hubo 26 llamados a la fiscalía electoral, de los cuales la mayoría eran del conurbano y cinco de la ciudad de Buenos Aires. En la provincia los problemas denunciados eran la que los colegios estaban cerrados, que faltaban las autoridades, qeu faltaban boletas o que no se cerraban los cuartos oscuros”.

Sobre la Ciudad de Buenos Aires, expuso: “Los problemas denunciados eran que no funcionaban las máquinas, o que había poca privacidad para votar con las máquinas, toda vez que quienes emitían el voto para cargos nacionales pasaban por al lado de donde votaba la persona con la máquina”.

La justicia nacional electoral, desde la Cámara Nacional Electoral hasta la jueza Servini, tiene una posición crítica desde hace años sobre este mecanismo de voto electrónico. Sostienen que no es suficientemente seguro y que en la mayoría de los países del mundo lo están dejando de lado.

El día de la elección Servini envió un oficio a las autoridades de la Cámara advirtiendo sobre estos problemas de organización, y se conoció un comunicado de la Cámara que directamente habló de “un mal sistema” de votación.

Todos responsabilizaron al Instituto de Gestión Electoral porteño por los problemas. Para curarse en salud, Servini dijo que si hay problemas con el voto electrónico, esas dificultades no debían detener la votación de presidente y vice con las boletas de papel. Quería proteger así la votación de las autoridades nacionales.

En abril, Larreta anunció que se iban a hacer elecciones “concurrentes” y que se iba a votar a jefe de gobierno de manera electrónica, pero no hubo una organización al detalle en estos cuatro meses. Y esto se vio en la elección porteña. Fue la necesidad política de cumplir con el radical Martín Lousteau, lo que motivó la separación de los comicios y el anuncio de este mecanismo de votación.

El contrato con MSA preveía una duración de seis meses. La empresa ya debería haber cobrado un 15% de anticipo, otro 15% al momento de la entrega de las máquinas para las capacitaciones y un 10% cuando concluyó la instrucción. Del 60% restante, la mitad la debería recibir ahora, después de las PASO, y el resto después la finalización de las elecciones generales, a finales de octubre.

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