Robin Brooks: lapidario diagnóstico contra la dolarización de un referente estadounidense de las finanzas internacionales

Una “cortina de humo”. Una “distracción” para evitar hablar de soluciones de verdad. Así definió a la “dolarización” uno de los hombres más escuchados en el mundo de las finanzas internacionales. Se trata de Robin Brooks, quien trabajó durante casi siete años como jefe de estrategia del banco Goldman Sachs y desde 2017 es el economista en jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).

La dolarización es una de las principales consignas de campaña de Javier Milei. Sostiene que se inspira en la idea de Emilio Ocampo quien, según anticipó, sería presidente del Banco Central en caso de que La Libertad Avanza gane las elecciones presidenciales.

“La Argentina está acá por malas políticas, y la dolarización va en una dirección equivocada que va a dejar al país en problemas otra vez”, dijo en diálogo con LA NACION el ejecutivo, que realizó una maestría en la London School of Economics (Reino Unido) y completó su doctorado en Economía en Yale (Estados Unidos).

Hace tiempo que el analista, que encabeza uno de los think tanks más influyentes en el mundo financiero, advierte por las consecuencias que tendría la eliminación del peso y la adopción del dólar como moneda de curso legal en el país en su reemplazo. “Hay un desbalance de políticas que tiene que arreglarse. Y esta dolarización es una distracción. Ahora todos debaten eso, que no es lo que debería estar en discusión en el país”, dice Brooks.

El economista hizo una comparación entre diferentes países de América Latina y advirtió que Ecuador, que dolarizó su economía en 2000, es el de peor desempeño en términos de crecimiento del PBI per capita, por debajo de Chile (el de mejores números en las últimas dos décadas), Brasil, Colombia, Perú e incluso la Argentina.

Junto a un gráfico que muestra esa evolución, el ejecutivo sostuvo que la idea de dolarizar está “romantizada”, pero que “la realidad es diferente”. “El dólar es la moneda más fuerte a nivel mundial. Y al atarse a eso, Ecuador se encerró en un bajo crecimiento crónico y ha tenido un rendimiento inferior al de sus homólogos latinoamericanos durante una década. Argentina NO debe hacer lo mismo (sic)”, escribió en su cuenta de Twitter.

Some in Argentina romanticize Ecuador’s dollarization. Reality is different. US Dollar is the strongest currency globally. By hitching its wagon to that, Ecuador locked itself into chronic low growth and has underperformed its LatAm peers for a decade. Argentina must NOT do this! pic.twitter.com/JRAF5Ng1rj

— Robin Brooks (@RobinBrooksIIF) September 4, 2023

“El argumento de que la dolarización en Ecuador fue exitosa y popular se escucha. Pero el país quedó estancado con un esquema de bajo crecimiento y trabado con un dólar superfuerte”, completó el economista, en diálogo con LA NACION.

Según Brooks, existe una “visión unánime” entre economistas mundiales de que “la Argentina necesita un reseteo”, pero dijo a este medio que ese proceso requiere cambios en la política fiscal, el manejo de la tasa de interés y reformas en la política monetaria a cargo del Banco Central.

La Argentina debería debatir cómo recorta el gasto público, subir las tasas de interés, atender el impacto en los más pobres y la gente sin recursos, cómo redistribuir y cómo hacemos pasar ese proceso de ajuste con los menores impactos. ¿Y el debate es dolarización? Eso me preocupa más, porque es una pantalla de humo”, disparó Brooks.

“La Argentina es un país con un potencial enorme, pero hoy los problemas que tiene derivan de una política monetaria laxa y una política fiscal expansiva durante mucho tiempo, y especialmente en las últimas semanas”, planteó el ejecutivo, sobre el paquete de medidas anunciada por el ministro de Economía, Sergio Massa, y agregó: “Está en una posición binaria, que es ganar o perder. Y si pierde, no le importa porque no es su problema. Tiene un horizonte muy corto, y no es lo que querés para un político a cargo de la política fiscal de un país”.

Según su análisis de la historia reciente, el ejecutivo dice que una de las claves que generan los problemas económicos en la Argentina es intentar seguir al dólar con el tipo de cambio oficial, en un esquema que lleva recurrentemente a procesos de apreciación cambiaria, salida de divisas y desbalance externo.

Así, Brooks sostiene que hoy el peso está apreciado, aún luego de la devaluación que convalidó el Gobierno tras las PASO. “Si bien entre el 15% y el 25% de las operaciones hoy se hacen al tipo de cambio paralelo, la mayoría pasa por el oficial, y al ajustar eso, muestra que el dólar oficial todavía está alto y necesita una devaluación”, dice Brooks.

A su vez, afirma que una dolarización como la plantea Milei implicará una versión aún más nociva que la del tipo de cambio fijo, como se implementó en la Convertibilidad. “El país tiene una adicción al ‘dóllar peg’ de una forma u otra, y eso siempre lleva a tener un peso sobrevaluado. La dolarización va a ser más de lo de siempre, otra vez un peg. La definición de locura es hacer lo mismo y esperar resultados distintos. Y así se ve pensar en dolarizar para mí”, planteó.

Según el ejecutivo, dolarizar es una “mala idea” que implica una serie de consecuencias negativas. En primer lugar, Brooks afirma que eliminar el peso podría exponer a la Argentina a contextos desfavorables en términos de competitividad. “Sin moneda local, el país está entregando algo importante, que es un tipo de cambio flexible que puede ayudar a la Argentina ante shocks externos”, advierte el economista.

Es una advertencia generalizada entre analistas, quienes plantean que ante la devaluación de las monedas de países con los que la Argentina comercia (como ocurrió con Brasil o México en la década del 90), la economía local se vería afectada negativamente (su moneda, el dólar, quedaría apreciada en términos relativos), lo cual supondría una mayor dificultad para exportar.

Pero a su vez, el economista jefe del IIF plantea que la Argentina hoy no tiene las divisas suficientes para emprender una dolarización como la que describen Milei y Ocampo. Mientras el BCRA hoy tiene reservas netas negativas, las estimaciones de Martín Castellano, jefe para América Latina del IIF, indican que el país requeriría entre US$30.000 y US$40.000 millones para pensar en una dolarización.

“Obviamente, para dolarizar necesitás divisas. Ese es un número conservador, porque se requiere algo más para poder enfrentar algún shock inesperado, así que en realidad es un monto más alto. Argentina no tiene realmente esos dólares”, afirma Brooks, quien advierte por las consecuencias de empezar un proceso como el que proponen los referentes de La Libertad Avanza.

“Para hacer una dolarización que funcione, necesitás que la economía genere esos dólares. ¿Y cómo se hace? Con superávit de cuenta corriente, es decir, que haya más dólares entrando que saliendo. Y superávit comercial. Argentina exporta commodities, los volúmenes están dados, entonces lo que se necesitaría es que las importaciones caigan fuerte”, advierte Brooks.

Además, el especialista advierte sobre la tasa de conversión, es decir el tipo de cambio supuesto al que se haría el canje de los pesos circulantes por dólares. “Esa es una pregunta sumamente complicada. El político seguramente que lo hará al tipo de cambio paralelo, pero esa es una idea terrible. Si realmente llegaras a dolarizar, deberías hacerlo al menor tipo de cambio posible, para tener un buffer por el efecto inflacionario, porque después de dolarizar se va a apreciar el tipo de cambio”, plantea Brooks. Su “preocupación”, agrega, es que esta cuestión no aparece en el debate por la dolarización, con las consecuencias sobre la inflación que tendría la eventual devaluación previa a dolarizar.

Según el especialista, el país debería descartar la idea de adoptar el dólar estadounidense como moneda de circulación, y encarar reformas macroeconómicas basadas en una reducción del gasto público, el equilibrio en las cuentas públicas y una política cambiaria que no se ate al dólar, que permita la libre flotación del peso.

“A todos nos gustaría tener mejores políticas económicas, pero el mundo real es así. Entonces, la realidad es que todos los gobiernos son desordenados o tienen políticas erradas. Mi mensaje número uno es que dejen flotar el tipo de cambio”, dice Brooks. “Ningún político quiere que su moneda se devalúe, pero esa sería mi recomendación número uno para un nuevo gobierno. Quizás sea impopular al principio, pero así la Argentina va a tener un impulso exportador. Eso implica que las importaciones van a tener que caer, y obviamente habrá que hacer un recorte fiscal. Pero de esa forma la economía puede ajustar y tener en el tipo de cambio una válvula de escape. Muchos países de América Latina muestran ese camino de tener un banco central independiente, tener presentes las restricciones en el gasto fiscal y permitir flotar al tipo de cambio. Brasil es un caso, y es el mayor socio comercial de la Argentina”, concluyó.

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