Chaco y Formosa son las provincias con ingresos familiares más bajos

La desigualdad de ingresos en la Argentina puede marcarse claramente en el mapa del territorio nacional: en el escalón más alto en el nivel de percepción de recursos monetarios por parte de los hogares urbanos están quienes viven en Tierra del Fuego y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), mientras que en el más bajo se encuentran Chaco y Formosa.

Un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) titulado “Desigualdades provinciales en la distribución de ingresos”, elaborado según datos de la Encuesta Permanente de Hogares Total Urbano del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondiente al tercer trimestre de 2022, muestra que mientras el ingreso medio total familiar de Tierra del Fuego y CABA es de $247.340 y $220.875, respectivamente, el de Chaco y Formosa es de $101.754 y $107.820.

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En tanto, si el foco se pone sobre el ingreso per cápita familiar (IPCF), se observa que el panorama en cuestión de jurisdicciones y desigualdad de ingresos no varía respecto de la medición por ingreso total familiar. “La población urbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ubica en las primeras posiciones respecto al ingreso per cápita familiar, con un ingreso de $92.863, seguida por Tierra del Fuego, con $86.819. Por otro lado, Formosa y Chaco se encuentran entre los últimos puestos del ranking de IPCF, con $31.424 y $31.247, respectivamente”, detalló el informe mencionado.

Asimismo, el informe de la UCA precisa que los hogares del total urbano nacional tienen, en promedio, un ingreso total familiar de $148.651. En tanto, exhiben en promedio un ingreso per cápita familiar de $50.074.

Las provincias gobernadas por Jorge Capitanich (Chaco) y Gildo Insfrán (Formosa), dos hombres de mucha afinidad con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner, aparecen mal posicionadas en la mayoría de las mediciones. Cuando no son ellas las que ocupan los últimos lugares, esos casilleros suelen estar ocupados por provincias de la región Noroeste del país, como Tucumán, Jujuy, Salta, La Rioja o Santiago del Estero.

No se trata de un dato menor. Julieta Vera, investigadora de la UCA, explicó que la medición de las privaciones económicas a través del ingreso monetario es una de las alternativas de mayor difusión para examinar el bienestar de una sociedad. “Es sabido que, en las economías modernas mercantilizadas, el ingreso monetario es el principal recurso para acceder a bienes y servicios para el bienestar”, afirmó.

Vera comentó que esta realidad dispar en la Argentina, que parece dividida en varios países dentro de uno, está relacionada con el funcionamiento del mercado de trabajo en cada zona geográfica, dado que 75% de los ingresos que se generan provienen de los salarios. “Lo que quisimos es mostrar las desigualdades que hay hacia el interior del país”, agregó la investigadora.

En este sentido, según subrayó Vera, ayudó mucho el hecho de que en el tercer trimestre de cada año el Indec amplía la Encuesta Permanente de Hogares y cubre las localidades de 2000 habitantes o más. “Esto hace que la muestra sea representativa del total urbano nacional”, dijo la especialista.

Las razones del contraste

Dado que la desigualdad de ingresos está vinculada con el funcionamiento del mercado de trabajo, no sorprende que los primeros puestos sean ocupados por CABA y Tierra del Fuego. En la Capital Federal está concentrado gran parte del entramado financiero, económico y productivo del país, con gran diversidad de empresas, mientras que en la provincia más austral está radicada la industria de electrónicos, con puestos de trabajo muy bien pagos. “Por eso la tasa de empleo no registrado es muy baja en Tierra del Fuego”, puntualizó Vera.

Del mismo modo, tampoco sorprende que en Chaco y Formosa estén las peores condiciones del mercado de trabajo, debido a que son jurisdicciones muy signadas por actividades agropecuarias de baja productividad, clientelismo político e informalidad. “El mercado de trabajo está vinculado con la estructura económica y productiva, y la existencia de sectores con distintos niveles de productividad, que provoca una creación de empleo de calidades diferentes. En estas jurisdicciones del norte vemos situaciones de una fuerte heterogeneidad y mayor debilidad en el desarrollo productivo”, explicó la investigadora de la UCA.

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