El Congreso que viene: sin mayorías propias y obligados a negociar

Las elecciones primarias de este domingo servirán para tener una primera semblanza de cómo podría quedar perfilado el Congreso con el que deberá empezar a gobernar el próximo presidente que asuma el próximo 10 de diciembre. En medio de la incertidumbre por la apatía política que parece invadir a gran parte de la ciudadanía, la única certeza que asoma con fuerza es que nadie tendrá mayoría propia en ninguna de las dos cámaras legislativas.

En otras palabras, el nuevo Gobierno tendrá que sentarse a negociar sus políticas con fuerzas menores y provinciales, las que pasarán a tener un peso fundamental en el Congreso, al menos hasta el recambio de 2025. En este escenario, ya se empieza a hablar del “factor Milei” como un fenómeno que podría convertirse en el actor determinante de la Cámara baja. La tropa de diputados que puedan reunir los libertarios, de la que las primarias darán un primer esbozo, podría marcar a fuego a la próxima administración, ya sea que continúe el kirchnerismo en el poder o que Juntos por el Cambio vuelva a la Casa Rosada después de cuatro años en el llano de la oposición.

Las primarias servirán, además, para dirimir algunas pulseadas al interior de las principales coaliciones políticas con representación parlamentaria. En particular en Juntos por el Cambio, en donde el enfrentamiento entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich llevó a que en 19 distritos los precandidatos presidenciales de la principal fuerza de oposición presentaran listas propias en todas las categorías, incluidas las de diputados y senadores. A pesar de los esfuerzos por mostrar unidad, en el peronismo también habrá algunas internas, aunque aisladas, en el nivel legislativo, como son los casos de San Juan y Jujuy.

En este turno electoral se renovará un tercio del Senado. Son 24 escaños correspondientes a las provincias de Buenos Aires, Santa Cruz, Misiones, San Juan, San Luis, Formosa, La Rioja y Jujuy, que eligieron por última vez a sus representantes en 2017.

Aquella fue una elección de medio término en la que Juntos por el Cambio, que en ese momento se llamaba Cambiemos, hizo una buena elección. Por esto, pone en juego 11 de las 33 bancas que tiene en la actualidad.

No la tiene fácil en este recambio, ya que deberá afrontar pruebas exigentes como repetir el triunfo obtenido seis años atrás en Buenos Aires, Santa Cruz y La Rioja, cuando se quedó con dos de los tres escaños en esos bastiones peronistas.

Por su parte, el Frente de Todos tendrá que renovar 9 de las 31 bancas que le quedaron al oficialismo tras la partida en febrero de cuatro senadores enojados con Cristina Kirchner y el gobierno de Alberto Fernández.

Sin embargo, también deberán reivindicar su representación otros dos legisladores de fuerzas provinciales que acompañaron al kirchnerismo sin cortapisas.

Hay varios escenarios posibles de cara a la futura composición de la Cámara alta y en todos ninguna fuerza, tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio, alcanzaría la mayoría absoluta de 37 senadores.

Por las características de la elección –las provincias que eligen, que sólo hay bancas para las primeras dos fuerzas y porque Milei ha demostrado ser un fenómeno de los grandes centros urbanos-, los libertarios tienen escasas chances, por no decir nulas, de conseguir un senador.

Eso sí, este recambio podría marcar un hito histórico: por primera vez desde 1983 el peronismo podría convertirse en la segunda minoría en el Senado. Incluso en 1983 y 1987, en pleno auge del alfosinismo, el PJ fue siempre el bloque más numeroso de la Cámara alta.

En Diputados

Por su parte, la Cámara de Diputados renovará a 130 de sus 257 miembros. En este caso, el que más arriesga es el Frente de Todos, que en estos comicios compite bajo el rótulo de Unión por la Patria, ya que pone en juego los escaños conseguidos en la elección de 2019, cuando el kirchnerismo retornó al poder.

Como la elección legislativa no se define a distrito único, como es el caso de la competencia por la Presidencia, la futura composición de ambas cámaras dependerá del desempeño que las fuerzas o coaliciones políticas tengan en cada distrito, en particular en aquellos que tiene una representación más numerosa.

Es aquí donde la provincia de Buenos Aires, ahora sí como en la elección presidencial, cobra gran relevancia ya que reparte 35 escaños, la mitad de su representación en la Cámara baja. El distrito representará un duro desafío para el kirchnerismo, que pone en juego 19 bancas, pero también para Juntos por el Cambio, que renueva 14, como consecuencia de que ambos bloques podrían verse perjudicados por la irrupción de MIlei como tercera fuerza.

Los otros distritos en importancia numérica en la Cámara baja son Capital Federal, que en este turno renueva 12 de sus 25 escaños, seguida por Santa Fe (10 de 19) y Córdoba (9 de 18). En todos, es la principal coalición opositora la que arriesga más escaños.

En la actualidad, el Frente de Todos tiene 118 bancas, de las que pone en juego 68. Por su parte, Juntos por el Cambio tiene 116 y arriesgará 56 escaños.

Salvo un resultado sorpresivo, ninguno de los dos conglomerados alcanzaría la mayoría propia. En su proyección más favorable para el oficialismo, el Frente de Todos caería a los 111 escaños y Juntos por el Cambio a 103. En el caso de que la coalición opositora sea el favorecido por el voto popular, perdería una banca, quedaría en 115, mientras que el peronismo podría caer hasta los 99 diputados. En ambos escenarios, los libertarios sumarían 12 bancas que, junto a los 25 legisladores de fuerzas menores y provinciales, serán determinantes para la sanción de las leyes que impulse el próximo gobierno.

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