El rublo cae a su nivel más bajo desde el comienzo de la guerra y genera tensiones en el Kremlin

MOSCÚ.- La moneda rusa cayó a los 100 rublos por dólar por primera vez desde marzo de 2022, cuando la divisa se desplomó a raíz de la ofensiva militar contra Ucrania. La economía rusa sufre las sanciones occidentales y el creciente coste financiero del conflicto ucraniano que pesan sobre las exportaciones de energía y debilitan la demanda de la moneda nacional.

Ante esta situación, el Banco Central de Rusia se vio obligado a subir su tipo de interés oficial al 8,5%.

En la Bolsa de Moscú, la cotización era de 100,73 rublos por dólar y 110,22 por euro a las 10 de la mañana. El rublo no ha dejado de despreciarse en las últimas semanas y coincide con el regreso de la inflación (+4,3% en julio), que amenaza el poder adquisitivo de los rusos.

El rublo, que perdió alrededor de una cuarta parte de su valor frente al dólar desde el inicio de la guerra, cayó hasta su punto más débil en casi 17 meses.

El asesor económico del presidente Vladimir Putin, Maksim Oreshkin, culpó la debilidad del rublo “a la política monetaria laxa” en un artículo de opinión para la agencia estatal de noticias Tass. Afirmó que un rublo fuerte beneficia a la economía rusa y que una moneda débil “complica la reestructuración económica y afecta negativamente a los ingresos reales de la gente”.

Sus declaraciones desvelaron la creciente discordia entre las autoridades monetarias de Rusia. Además, Oreshkin afirmó que el banco central ruso dispone de “todas las herramientas necesarias” para estabilizar la situación y dijo que esperaba una normalización en breve.

“Riéndonos de nosotros”

Durante una conferencia de prensa la semana pasada, el subdirector del banco central, Alexei Zabotkin, declaró que el banco se adhiere a un tipo de cambio flotante porque “permite a la economía adaptarse eficazmente a las cambiantes condiciones externas”.

Días antes, el banco central dijo que dejaría de comprar divisas en el mercado nacional hasta finales de año para intentar apuntalar el rublo y reducir la volatilidad. Rusia suele vender divisas para contrarrestar cualquier déficit en los ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo y gas natural, y las compra si tiene superávit.

La gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, recibió aplausos por su gestión de la economía inmediatamente después de la invasión de Rusia, pero puede estar siendo utilizada como chivo expiatorio antes de las elecciones presidenciales del próximo marzo, ya que la debilidad del rublo y la inflación persistentemente alta perjudican a los consumidores.

El popular presentador de televisión pro-Kremlin Vladimir Solovyev, cuyos programas en Rossiya 1 son vistos por millones de rusos, lanzó a finales de la semana pasada una crítica agresiva y plagada de improperios contra el banco central: “…todos los demás países se ríen de nosotros, de que nuestro rublo sea una de las tres monedas más débiles, gracias a la ‘genial’ política del banco central”, dijo.

Acusación condenatoria

“El debilitamiento del rublo es una acusación condenatoria de la guerra de Rusia contra Ucrania”, afirmó en un correo electrónico Timothy Ash, estratega soberano de BlueBay Asset Management, con sede en Londres.

“Está siendo impulsado no sólo por los menores ingresos de energía debido a la pérdida de la mayor parte del negocio del gas europeo, sino también por el éxito del tope de precios del petróleo del G7, el coste mucho más alto de las importaciones debido a las sanciones y luego la continua fuga de capitales”.

El banco central no tiene todo el control”, declaró a Reuters Ian Melkumov, economista independiente afincado en Moscú, aunque dispone de herramientas agresivas que actualmente se resiste a utilizar. Además, dijo que el banco podría subir los tipos drásticamente, como hizo hasta el 20% poco después de que Rusia iniciara lo que denomina una “operación militar especial” en Ucrania. Una subida incluso del 15% detendría la caída del rublo, pero tendría un precio.

El banco central no quiere acabar con la economía y las empresas de la misma forma que el año pasado”, agregó.

En el año que precedió a la guerra, el rublo cotizó a una media de 74 por dólar, y su evolución se vio condicionada por factores como el precio del petróleo, principal producto de exportación de Rusia, y susceptible de sufrir fuertes oscilaciones inducidas por la geopolítica.

Después de que los países occidentales impusieran sanciones tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022, el rublo cayó hasta 130 por dólar, pero el banco central promulgó controles de capital que estabilizaron su valor. En enero, el rublo cotizaba a unos 66 por dólar, pero perdió cerca de un tercio de su valor en los meses siguientes.

Zabotkin dijo el viernes que las sanciones internacionales habían cortado una cantidad significativa de las importaciones a Rusia, contribuyendo a la caída del rublo, pero descartó las especulaciones de que la fuga de capitales de Rusia también era culpable, diciendo que la idea no estaba “fundamentada”.

El banco central promulgó el mes pasado una fuerte subida del 1% de su tipo de interés básico, alegando que se espera que la inflación siga subiendo y que la caída del rublo aumenta el riesgo. Zabotkin indicó que el tipo – ahora en el 8,5% – podría volver a subir en la próxima reunión del 15 de septiembre.

Agencias AFP y Reuters

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