La Cámara de Casación convalidó una condena contra Guillermo Moreno por las amenazas en una asamblea de Papel Prensa

La Cámara de Casación Penal convalidó condena a dos años de prisión en suspenso contra el exsecretario de Comercio y actual precandidato presidencial Guillermo Moreno por proferir amenazas en una asamblea de accionistas de Papel Prensa. La condena además lo inhabilita por seis meses para ocupar cargos públicos, pero el fallo no se aplica hasta que quede firme, lo que sucederá cuando la Corte Suprema de Justicia rechace el último recurso de la defensa.

El fallo de la Cámara de Casación Penal fue suscripto por los jueces de la Sala I Daniel Petrone, Diego Barroetaveña y Ana María Figueroa, que este miércoles dejó de firmar sentencias porque cumplió 75 años, edad a la que los jueces deben retirarse.

La jueza le dijo a sus colegas que se iba a quedar en el cargo hasta fin de año a la espera de que el Senado -con apoyo de la vicepresidenta Cristina Kirchner– le de un nuevo acuerdo por cinco años, pero esta decisión está siendo cuestionada por los propios jueces y el Consejo de la Magistratura.

En los últimos fallos que firmó Figueroa siguió decidiendo en favor del kirchnerismo. Ya lo hizo al quedar en solitaria minoría en un fallo donde propuso confirmar la absolución del general César Milani por enriquecimiento y ahora lo hizo al quedar en minoría cuando votó por revocar la condena y absolver a Guillermo Moreno.

Moreno fue condenado a dos años en suspenso por amenazas coactivas. “Tengo casco y tengo guantes. ¿Qué quieren? Casco o guantes hay para elegir porque el juez dijo que nos tenemos que portar bien. La última vez dijo que no nos portamos bien, vino un gil tiró una trompada y se rompió el dedo. Entonces ahora para que no se rompan el dedo ¿casco o guantes? Tienen para elegir”, les dijo a los accionistas de Papel Prensa el 12 de agosto de 2010. El funcionario participaba de la Asamblea como representante de las acciones en poder del Estado.

Luego convocó a una oficina a Javier Armando Lorente, representante de ARTEAR SA y a Fabio Trossero, representante de Télam, y mientras apoyaba los dedos de sus manos sobre el pecho de Lorente, les habría dicho en tono imperativo que no iba a permitir que se votara de ese modo y que debían cambiar el sentido de la moción y el voto; a lo que respondieron que no tenían instrucciones de sus clientes de actuar en la forma requerida y que estaban cumpliendo con su labor profesional.

Moreno fue denunciado por amenazas y llevado a juicio oral y el El Tribunal Oral Federal N° 8 lo condenó a dos años de prisión condicional e inhabilitación para ejercer cargos públicos por seis meses.

Moreno apeló al sostener que los hechos por los que lo condenaron no eran aquellos por los que lo indagaron. El juez Petrone dijo “más allá de una breve alusión a la afectación al principio de congruencia”, Moreno “no ha explicitado las respectivas defensas que se vio impedido de oponer y el perjuicio concreto que significó el cambio mencionado, máxime teniendo en cuenta que, como se dijo, la base fáctica materia de reproche no sufrió variaciones a lo largo del proceso y que las modificaciones aludidas no implicaron la imposición de una sanción más gravosa a las solicitadas por los acusadores”.

El magistrado sostuvo, al evaluar los testimonios, que no había duda de la coacción y rechazó las causales de justificación que invocó Moreno. El juez Barroetaveña adhirió a su voto y sumó argumentos propios.

Figueroa votó por la absolución. La jueza dijo que no se configuraron las amenazas, que más parecía lo ocurrido a una pelea y que “elevar la voz, gritar y hacerlo durante un tiempo sostenido, impedirle a otro expresarse, bajar las luces y exhibir guantes y cascos a las personas presentes, aparece más como una puesta en escena del accionista minoritario desbordada de cauces normales de expresión, pero ello no conduce a considerar que se estaba viciando la voluntad del resto de los accionistas con amenazas, menos aún que las mismas hayan sido proferidas para que hagan, dejen de hacer o toleren algo bajo el temor de sufrir un mal que, por cierto, en ningún momento fue individualizado, mencionado y explicitado en la sentencia.”

“Ningún testigo sostuvo qué decía Moreno que les iba a pasar mientras gritaba, bajaba las luces, le pedía a otros varones presentes que se ubicaran en determinados sitios y sacaba un casco y un guante de boxeo de una bolsa de una juguetería. ¿Cuál fue el mal anunciado por Guillermo Mario Moreno en ese momento? Ninguno de los jueces de la mayoría del Tribunal lo dijo, porque ninguno de los testigos lo refirió, y la única explicación a eso es porque Moreno no lo anunció”, escribió Figueroa.

Antecedentes

Figueroa es la segunda vez que falla en favor de Moreno. Lo hizo cuando quedó en solitario proponiendo su absolución cuando compró cotillón contra Clarín con fondos públicos y fue sentenciado por peculado a dos años y medio de cárcel. Figueroa dijo que “el Poder Judicial desatiende la concepción histórica del uso del sistema penal como última ratio dentro del conjunto normativo que regula la vida de una sociedad”.

“Desatender este principio conduce a un uso irreflexivo y arbitrario del derecho penal que conspira contra el conjunto de derechos y garantías que han sido elaborados en post del individuo que enfrenta al Poder del Estado en su más extrema versión, en donde las consecuencias conducen a perder bienes, la posibilidad de la inhabilitación absoluta y perpetua de ser funcionario público, e incluso la pérdida de la libertad”, concluyó.

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