Los candidatos que prometen mano dura ganan fuerza en la recta final de Ecuador

QUITO.- El asesinato del candidato Fernando Villavicencio sacudió el tablero político de Ecuador en la recta final hacia las elecciones del domingo al beneficiar según analistas a los candidatos que prometen mano dura contra el crimen organizado.

El atentado significó además un nuevo golpe para la imagen del exmandatario Rafael Correa, cuya candidata Luisa González encabezaba las encuestas de intención de voto antes del asesinato. Villavicencio, experiodista de investigación, había ventilado casos de corrupción durante el mandato del socialista (2007-2017) hoy exiliado en Bélgica.

El 9 de agosto, el candidato de centroizquierda cayó abatido a balazos por sicarios en una calle de Quito. Nunca antes el crimen organizado se había atrevido a realizar un ataque contra un político de esa importancia, mucho menos en la capital, que se presume alejada de la violencia de la costa del Pacífico, centro de operaciones de carteles que exportan cocaína.

Sin que se resuelva el asesinato, por el que están detenidos seis colombianos, el hecho generó un terremoto político reforzando las razones de los candidatos que prometen acabar con la violencia mediante la fuerza del Estado, especialmente el derechista Jan Topic, según analistas.

Sin presentar pruebas, seguidores y parte del círculo cercano de Villavicencio señalaron a Correa, acérrimo rival del difunto cuando estaba en el poder, de estar detrás de su muerte, aunque la Justicia no relaciona al correísmo con el crimen. Correa reconoció el impacto negativo de esa “campaña miserable” de cara a las elecciones del 20 de agosto para asociarlo con el magnicidio.

La ley prohíbe publicar encuestas a puertas de los comicios. Antes de su muerte, Villavicencio marchaba segundo en la intención de voto de acuerdo con la firma Cedatos, una de las múltiples encuestadoras del país.

La gran inquietud

“El problema de la inseguridad y del crimen organizado que está atravesando Ecuador ya era la principal preocupación para la mayoría de la población ecuatoriana, según las encuestas”, dice Paolo Moncagatta, decano de Ciencias Sociales de la Universidad San Francisco de Quito.

En ese sentido “obviamente cuando se asesina al candidato que tenía un discurso más directo en contra (de la delincuencia) esto va a fortalecer a los candidatos que tienen el discurso de mano dura”.

El exvicepresidente Otto Sonnenholzner (2018-2020) ha sido uno de ellos, pero especialmente el derechista Jan Topic, un exitoso empresario, exparacaidista y exfrancotirador de la Legión Extranjera del Ejército francés que quiere llegar al poder para arrasar con las bandas criminales.

Apodado como “Rambo”, el candidato de la denominada Alianza por un País sin Miedo propone la construcción de más cárceles al estilo del gobernante salvadoreño Nayib Bukele. Tras un debate televisado el domingo, el único oficial de la campaña, expertos y medios dieron a Topic como uno de los vencedores. “Fue el gran beneficiado”, dice el politólogo Santiago Basabe, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito.

Hablar de seguridad es tocar las fibras de los ecuatorianos. “La gente está cansada de tanta violencia (…) es el tema de los secuestros, del sicariato, de los asesinatos, que son delitos que no eran comunes en Ecuador”, opina a su vez la académica Saudia Levoyer.

Impacto en el correísmo

El impacto del asesinato se sintió con fuerza en las bases de Correa, quien vive en Bélgica desde que dejó el poder. Para el influyente exmandatario, Villavicencio fue una piedra en el zapato. Como periodista independiente develó el caso de corrupción por el que Correa fue condenado en ausencia a ocho años de cárcel.

En el funeral, simpatizantes de Villavicencio gritaban “Correa asesino”. La viuda, Verónica Sarauz, dijo sin presentar evidencias que el expresidente tenía conocimiento del asesinato. Lo acusó además de tener “vínculos con las bandas delictivas”.

También señaló que la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, cercana a Correa y a quien una investigación vinculó con el presunto testaferro del chavismo venezolano Alex Saab, lo había amenazado. Pese a que la Justicia no investiga esos señalamientos, la “imagen del correísmo está muy golpeada”, dice Levoyer.

Es una incógnita quién le pagó a los sicarios. Correa niega cualquier nexo criminal y asegura que se trata de un “complot” para restarle votos a González, quien antes del deceso de Villavicencio lideraba las encuestas, aunque sin el 40% de los votos para ganar sin ir al balotaje.

En declaraciones a la AFP, González dijo que sondeos internos mostraron que perdió dos puntos porcentuales de la intención de voto. Correa se queja. “Normalmente íbamos a ganar en una sola vuelta, (pero) el asesinato de Fernando Villavicencio movió el tablero electoral”.

Para Correa no caben los señalamientos en su contra: “No somos tan estúpidos (como para ordenar el asesinato). ¿A quién beneficia la muerte de Fernando Villavicencio? A la derecha”, dijo al telediario colombiano Noticias Caracol. “En realidad, ha beneficiado a Topic”, agregó luego en su cuenta de la red social X (antes Twitter).

Los analistas coinciden en que la campaña dio un giro. “Obviamente hay un porcentaje de indecisos que pensaba en (votar por) la Revolución Ciudadana”, el partido de Correa, pero “la muerte de Villavicencio (…) hace que tal vez se piense dos veces antes”, concluye Basabe.

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