Nueva alarma en las compras del Banco Central

El Banco Central (BCRA) vuelve a transitar un “desierto cambiario”, aun cuando el Gobierno validó hace 42 días un salto del tipo de cambio de 22% e incluso le ofreció al sector sojero, por primera vez, quedarse con un uno de cada cuatro dólares que liquide para poder seguir accediendo a una cotización más alta que la oficial.

La evidencia, visible desde hace cuatro ruedas, se confirmó hoy cuando la entidad a cargo de Miguel Pesce logró quedarse con US$3 millones por sus intervenciones sobre el mercado de cambio, en una jornada en la que el volumen operado de contado se contrajo hasta los US$263,3 millones, cayendo casi 34% respecto de ayer. Además, pudo extender a 31 ruedas la racha compradora de reservas.

Esto porque, como ya es público y notorio, desde hace cinco días el BCRA gasta en cada jornada en intervenciones sobre el mercado secundario de bonos (para tratar de mantener contenido al dólar MEP y a la brecha cambiaria) más dólares de los que logra rescata por sus intervenciones sobre el eufemísticamente aún denominado Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).

Hay que recordar al respecto que la entidad llevaba, hasta aquí, cuatro jornadas consecutivas adquiriendo US$1 millón en el MULC, una cifra que contrasta muy fuerte contra los US$43 millones que, en promedio, logró adquirir en las cuatro ruedas previas.

Eso hizo que el saldo de sus intervenciones netas (tanto en el MULC como en la “Bolsa” para contener al MEP) al cabo de ese lapso “hayan sido deficitarias en unos US$130 millones”, estimaron los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI).

Es algo que redujo el saldo positivo que el BCRA había logrado desde que inició este dólar soja a apenas US$47 millones, monto que quedará más reducido o tenderá incluso a acercarse a cero cuando cierren el mercado bursátil hoy y se pueda comenzar a estimar (dado que son operaciones que se liquidan 48 horas después), lo que volvió a dilapidar en operaciones para tratar de controlar a los dólares financieros.

De este modo, afloraron antes de lo previsto las dificultades que el ente monetario enfrenta para tratar de recomponer su tenencia propia de reservas (situada en torno a -US$5000 millones), aun con un nuevo y remozado Programa de Estímulo a las Exportaciones (PIE) todavía en vigencia.

Esto confirma los temores que existen en el mercado relacionados con las dificultades que enfrentará la autoridad monetaria para garantizar cierta estabilidad del mercado en las semanas entre este fin de mes (cuando finaliza esta versión del dólar soja) y las elecciones presidenciales del 22 de octubre.

“Si bien todavía restarían por liquidarse en el MULC entre US$550/620 millones, el dólar soja no aumentó el poder de fuego del BCRA (sólo contuvo su caída), que luce más que acotado en un contexto que la volatilidad irá incrementándose a medida que se acerquen los comicios”, explicaron desde PPI antes de recordar que esa entidad cuenta hoy con “reservas utilizables por US$930 millones (neteado de los encajes y los compromisos con el FMI hasta fin de mandato) para intervenir entre MULC y dólares financieros hasta el final de mandato de Alberto Fernández”.

De la apreciación irresponsable a la devaluación efímeraAl momento de emitir el primer dólar soja, se había logrado una apreciación fenomenal, cayendo un 30% el TC en términos reales con el fundamento de “usar el TC como ancla inflacionaria”. No pasó.Ahora ya estamos en la… pic.twitter.com/kKTe4TNhPX

— Salvador Vitelli (@SalvadorVitell1) September 26, 2023

Esa evidencia es la que alimentó en las últimas ruedas todo tipo de especulaciones sobre una posible nueva versión del PIE ampliado sobre otros productos agrícolas en busca de poder seguir contando con mayor oferta de divisas, rumores que los exportadores de la industria cerealera y aceitera relativizan.

Para el economista y analista Gustavo Ber, una medida de este tipo sería “indispensable para poder continuar con las crecientes intervenciones sobre los dólares financieros “sin profundizar el deterioro de las reservas”.

Es que, de no mediar determinaciones de este tipo, el mercado cambiario oficial deberá volver a funcionar con una demanda tonificada, de cara a las elecciones, y una oferta previsiblemente menguada, dado que, al disponerse tras la última devaluación un congelamiento cambiario (y dado el impacto que ese salto del dólar tuvo en la inflación), lo que estará en vigencia es un tipo de cambio real incluso más retrasado que el vigente antes de las PASO.

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