“Sólo por hoy”: una consultora analizó la política del Gobierno y describió qué hacen las empresas para defenderse

Un informe privado revela que en medio de la campaña electoral las empresas del agro priorizan el corto plazo, por lo que de alguna manera se adaptan. Esto sucede por la política económica del Gobierno que se ha transformado en un “sólo por hoy”, por lo que expertos remarcaron que quedan treinta días de “fiesta financiera” para vender y colocar pesos a tasa en fondos de inversión con la casi certidumbre que el tipo de cambio no se va a modificar hasta el 22 de octubre.

En el reporte, realizado por Zorraquín + Meneses, se indicó que el “sólo por hoy” se hace evidente en medidas que caducan en general dentro de los próximos 90 días, como la quita de retenciones a la lechería, postergar depósito de saldos de IVA a autónomos, dólar soja, otorgar sumas fijas salariales por única vez para empleados, congelamiento de precio de combustibles hasta el 31 de octubre, tipo de cambio fijo a $350 hasta las elecciones, devolución del IVA a algunos consumidores.

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Para Zorraquin + Meneses, las empresas apuntan a adquirir activos de alguna forma dolarizados, en siembras, maquinaria, insumos, cobertura en el MatbaRofex, etc., sin tener demasiado en cuenta el precio relativo o histórico de dichos bienes. Lo hacen con los pesos que generan las ventas de producción.

“En insumos, los que entienden de este tema, indican que en general están en promedio un 20% más caros que los precios internacionales y con alguna incertidumbre respecto a la provisión en tiempo y forma. Las coberturas en Rofex modifican su tasa a diario copiando la incertidumbre del mercado, lo que hace que cubrirse hoy será muy distinto que cubrirse mañana. Y creemos que no hace falta mencionar lo complejo que es comprar maquinaria con sus plazos de entrega y formas de fijar precios. En cuanto a los precios de los granos, la posibilidad de una baja de retenciones o unificación de tipo de cambio hace que las empresas esperen para realizar coberturas. Y esta coyuntura se da en un mercado internacional por el momento bajista y con un mercado local divorciado del internacional, lo que hace que no sea fácil tomar decisiones en este tema”, indicaron.

En este contexto, señalaron que “en las producciones de carne y leche se espera el impacto de medidas electoralistas o nuevas medidas, sabiendo que hay menor posibilidad de cubrirse pero eligiendo en qué activos hacerse fuerte”. En esa línea, señalaron que con un contexto donde las lluvias tardan en llegar en todas las regiones, con el Niño que no termina de expresarse, este “combo” hace que acertar este año con las decisiones correctas tendrá un alto componente azaroso.

“Esto por supuesto no quiere decir que no se esté permanentemente monitoreando la caja, viendo qué hacer con los excedentes, analizando posibles faltantes de insumos, chequeando día a día el presupuesto financiero y adaptándose y modificando decisiones muy seguido”, afirmaron.

Mientras, dijeron, en la micro del agro las empresas buscan cómo defenderse. “Aquellos que tienen granos los retienen o aprovechan ventanas de dólar soja para hacerse de pesos que rápidamente pasan a insumos dolarizados. O se ponen pesos en fondos de inversión de corto plazo que permiten hacer renta en pesos contra un dólar oficial clavado en $350″, explicaron.

Por ese motivo, remarcaron que la movida de corto plazo y no exenta de riesgos, por lo que se considera un instrumento temporal para refugiar la liquidez de corto plazo.

“Donde hay una oportunidad de tomar crédito bancario a tasas negativas, se hace. Los ingresos en pesos por ventas de carne o leche son más difíciles de defender, pero siguen la misma lógica de buscar algún tipo de cobertura. Todos sabemos lo obvio: esta macro es insostenible. También sabemos que, salvo excepciones, nunca se gana en un entorno tan volátil, impredecible y contaminado por decisiones electorales. Así que el objetivo es hacer control de daños, minimizar la exposición, cuidar la liquidez, evitar tener pesos a cielo abierto, sostener a las personas que trabajan en nuestros equipos y mantener también foco en la comunidad que nos rodea, donde muchos la están pasando mal”, señalaron.

En tanto, dijeron que la ganadería se encuentra en un sube y baja. “A los aumentos de precios que permitieron una recuperación de la rentabilidad hace poco tiempo, en este mes le siguió una caída de los mismos. El novillito gordo se ubica en el orden de los 730 $/kilo luego de haber superado los 800$/kilo. Comportamiento similar de retracción del 10% al 15% en los precios de las demás categorías. Con el diario del lunes, la explicación parece sencilla: es el mercado el que define, ya sea por oferta o por demanda. La oferta todavía se comporta como en épocas de sequía (que todavía no terminó en varias zonas) aportando muchas cabezas al mercado, con corrales de encierre que además deben sacar obligados los animales gordos. Y la demanda está pesada”, explicaron.

Esto, con un mercado interno que ha bajado el consumo por no poder avalar los precios de mostrador donde cualquier corte no baja de los 2000 pesos el kilo. “Esto ha hecho que caiga la faena mensual, en algunos casos teniendo los productores que pedir cupo para poder entregar. Y con una exportación que, vaya paradoja, ha quedado desfasada con un precio en dólares que hoy está entre un 50% y un 80% más alto que el de Uruguay o Brasil. Delicias del atraso del tipo de cambio. Y con Israel algo retirado del mercado argentino y con China sosteniendo los volúmenes comprados, pero aceptando precios mucho más bajos. Y sin olvidar que aún hay cortes que el gobierno no permite exportar, lo que genera otra distorsión más en el mercado”, afirmaron.

Respecto a las categorías de la cría, el ternero algo bajó, pero se sostienen los terneros livianos en el orden de los 900 $/kilo (relación flaco gordo que vuelve a estar arriba de 1,20), ya que se trata de un momento del año de baja oferta. Las vacas preñadas usadas en los $250.000 y las vaquillonas en los $300.000, si bien mejoraron se puede decir que siguen baratas para los que apuesten a una recuperación en el 2024. Si el año que viene hubiera un cambio de políticas básicas tanto en lo referido al negocio de la carne (eliminación de derechos de exportación, cero restricciones a la exportación) como a la macro en general (eliminación de brecha cambiaria, recuperación del salario por baja de inflación, eliminación de controles de precios, cambio de expectativas) la ganadería volverá a su nivel razonable de rentabilidad, aunque sin dudas forzando los modelos a niveles de competitividad superiores. Porque cuando se despeja la neblina de lo externo toman mayor relevancia los indicadores productivos que se logran”, narraron.

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