Tiempos turbulentos, con un ojo en Chicago y el otro en el escenario pos-PASO

Las últimas jornadas en Chicago han sido negativas para las cotizaciones y las razones fueron varias y suficientes. La presión de las supercosechas de soja y de maíz en Brasil no puede negarse (con promesas de repetirse el año próximo), al tiempo que el clima en Estados Unidos ha mejorado notablemente luego de la alerta por sequía vivida durante junio. Ambas cuestiones han logrado mitigar el temor a que la oferta de dos naciones de gran peso para el mercado muestre recortes en el presente y en el futuro inmediato.

Del lado de la demanda, la evolución de la economía china no ayuda. Inversiones en baja, exportaciones reduciéndose, aumento de la morosidad en los créditos hipotecarios (verdadero motor del crecimiento durante tantos años allí) e incremento del desempleo entre los jóvenes.

En síntesis, hay argumentos de peso para alimentar bajas de precios y el accionar especulativo de los “fondos” colabora en tal sentido ¿Atenuantes? Algunos hay. Las reservas de maíz y soja en Estados Unidos (verdaderos termómetros de Chicago) no se recompondrían en el ciclo 2023/2024 a niveles tranquilizadores (algo en maíz y nada en soja), al tiempo que las importaciones de soja por parte de China vienen superando expectativas y las novedades del conflicto Rusia/Ucrania continúan amenazando la regularización de la oferta vía el Mar Negro.

Es argentino y desarrolló un sistema antiheladas que es furor en Estados Unidos y Canadá

Pero el productor argentino ahora debe evaluar adecuadamente el resultado de las PASO. Podría afirmarse que lo vivido el domingo pasado fue tan sólo una encuesta que los profesionales del tema no pudieron/supieron medir. También podría interpretarse como un resultado de “cuatro cuartos” (no de tres tercios) si ponderamos la abstención y el voto en blanco.

Más allá de las interpretaciones “ad hoc”, lo cierto es que prácticamente dos tercios de los votos computados fueron obtenidos por candidatos claramente “promercado” (58,31%), como así también que los acontecimientos y las decisiones oficiales inmediatamente posteriores al domingo parecieran anticipar el estallido de una supuesta “bomba” en los mercados.

Preguntas inmediatas para el corto plazo: 1) ¿Vendrá un dólar soja 4?; 2) La plaza maicera doméstica será una “caldera” en pocos meses como consecuencia del dólar maíz? En ambos casos nuestra respuesta es afirmativa.

Para la campaña 2023/2024 nuestras recomendaciones son: en trigo, atendiendo a la reducida cosecha que se perfila, postergar ventas al menos hasta enero (aun pagando tasas altas). Ello, para aprovechar el “efecto Mercosur” que siempre existió con mercados desregulados y libres.

En maíz, los tempranos pintan para ser la “vedette” de 2024. En marzo/abril ya no habrá presión brasileña, los stocks estadounidenses habrán mermado mucho y en la Argentina habrá poco. Para los tardíos, el secreto es el momento de ponerles precio. Conveniente en marzo/mayo. Evitar julio (por cosecha nuestra y de Brasil).

Y en soja, monitorear paridades y el resultado de las elecciones. En dos meses debiera clarificarse el panorama político. El candidato más votado en las PASO promete bajar a cero los derechos de exportación, que en el caso de la soja son absolutamente determinantes.

El autor es presidente de Nóvitas SA

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